viernes, 17 de julio de 2015

Tecnología social Centro de Exposiciones Subte



  Jorge Francisco Soto "Países sin Tiempo para la memoria" 2014,Video Instalación, Net Art. Reflexiones Inesperadas Gabriel Peveroni

http://laculpalatuvomanuchao.blogspot.com/2015/06/reflexiones-inesperadas.html

 No es casual que las últimas obras de Jorge Soto y Vladimir Muhvich sean parte de la colectiva Tecnología Social que formula el curador Raúl Álvarez en el espacio principal del Subte (*). Ambas fueron exhibidas a finales de 2014 en el Salón Nacional, en el Museo de Artes Visuales de Montevideo, y estuvieron entre los principales impactos de la selección. Los contadores digitales de Soto, en tiempo real, en una pantalla de gran formato, manifiestan el tiempo que transcurre entre la detención de cada desaparecido de la dictadura de los años 70 y el instante de visualización de la obra. El soporte digital de la representación, que traslada al espectador la sensación del presente como herida abierta, logra un efecto superlativo y convierte a Países sin tiempo para la memoria en uno de los ensayos políticos, desde el arte, más relevantes de los últimos años. Un efecto similar sucede con Engrama oficial del campo del arte uruguayo II, proyecto de Muhvich que reflexiona sobre la producción artística uruguaya a partir de visualizaciones obtenidas mediante modelos matemáticos de representación. Ambas obras, al igual que otras de las presentadas en la colectiva Tecnología Social, toman recursos y herramientas tecnológicas para proponer reflexiones no exentas de atractivo lúdico. Una de ellas es Privacidad impuesta, del Colectivo Mihaly Meszaros, que interpela la intervención policial del espacio público con cámaras de vigilancia y coloca al espectador en una situación de invasión de la privacidad. Otra obra de lectura directa es KillAllTheMemes, de Fabián Barros, quien propone un sistema que escanea la red en busca de "memes" y los distorsiona despojándolos de su sentido original. La saturación visual y de información es punto de partida de Where X and Y, video de Liliana Farber, uno de los puntos más altos de la selección que puede verse en el Subte. En forma similar a la obra de Barros, la creación de un software que combina trailers de promoción cinematográficas permite la representación de una imagen caótica e imposible de decodificar. La realidad, o más bien la construcción subjetiva de ella a partir de imágenes, es tema central de Catástrofe-Acontecimiento, de Alberto Lastreto, de las fotos superpuestas de paisajes cotidianos en la obra Recorridos compuestos, de Guillermo Sierra, y enlas redundancias fotográficas de la propuesta Los deshabitados, de María Inés Arrillaga. El punto más autoreferencial de la muestra está en Vida portátil, de Francisco Cunha, una serie de viñetas que vinculan los diferentes avatares sociales del artista y la manera en que lo conectan o lo distraen en un loop acaso asfixiante. Más allá de los avatares y acercándose a la indumentaria propiamente dicha, dialogan dos obras bien diferentes en cuanto a sus reflexiones y resoluciones formales: Valentina Mondada y Pablo Benítez proponen un sistema robótico, +M, mediante el cual los espectadores manipulan o son manipulados por una serie de sensores, y Leonora Checo presenta la instalación Traje costoso para una familia tipo, haciendo énfasis en el reciclaje de basura como manera de escapar del consumo. En definitiva, una serie de obras -once en total- que muestran y provocan reflexiones inesperadas y alientan al debate público. Como bien aclara el curador Raúl Álvarez, la colectiva Tecnología Social no está centrada en el tipo de registro sino en obras que se relacionan con el concepto de tecnología. "La inquietud de hacer la muestra se genera a partir de percibir que la sociedad actual está ligada profundamente a lo que es la tecnología, tanto por su uso como por su consumo", dice Álvarez. Dilemas del arte La muestra Tecnología Social continúa, y este parece ser uno de los propósitos de la dirección del Subte, una serie de muestras colectivas que exponen diversidad de miradas sobre un tema en particular. Así fue la reciente selección de retratos, con similar tratamiento curatorial. "Esta diversidad de miradas permite acercarnos al público menos familiarizado con el arte contemporáneo", explica Álvarez, "ya que siempre es factible que el individuo encuentre más conexión con una obra que con otra, y dado el numero de propuestas aumenta la posibilidad de hacerse una idea del tema adquiriendo herramientas de decodificación de los discursos". Otro de los objetivos explícitos del Subte, cumplido también en Tecnología Social, es el de brindar una espacio de reflexión que otros lugares de la cultura no se plantean, porque no lo consideran relevante, o porque no está dentro de sus inquietudes particulares. "Esta muestra en particular intenta de forma poco pretenciosa, casi inicial, comenzar a reflexionar sobre los problemas que la tecnología genera: ansiedad, déficit atencional, pérdida de la riqueza en el uso del lenguaje, e infinidad de secuelas tanto en las relaciones humanas como en la percepción del mundo". Tecnología Social, según el curador, supone un recorte epistemológico. Por lo tanto, no se puede (ni se debe) hablar de tendencia. "El campo uruguayo es muy rico y ciertamente los lenguajes y temas empleados por los artistas son muy distintos. El uso o la reflexión sobre la tecnología no es central ni protagónico, ya que nos encontramos tan imbuidos de ella que no podemos poner una distancia para cuestionarnos sobre los problemas que esta genera solo viendo ventajas operativas y prácticas". (*) La muestra colectiva Tecnología Social, incluye las obras Países sin tiempo para la memoria, de Jorge Soto, y la segunda parte del proyecto Engrama del Arte Uruguayo, de Vladimir Muhvich, junto a una decena de obras que reflexionan sobre la tecnología y su influencia en una cultura contemporánea en la que predominan los relatos visuales. 06/2015, Centro de Exposiciones Subte, Montevideo, Uruguay.

jueves, 16 de julio de 2015

El revés de la trama. 2014. Retrospectiva de Ernesto Aroztegui, 1930-1994



















Luis Errnesto Aroztegui, años 60.


Video documental de Ernesto Aroztegui especialmente editado para el canal Antel Vera +

http://tv.vera.com.uy/video/9931


Jorge Francisco Soto. Curador. Fragmento del texto.

El desarrollo del Tapiz en Uruguay, país sin tradición textil precolombina, constituye un fenómeno artístico singular que merecería ser investigado por la historiografía del arte nacional. Si bien, algunas familias acomodadas de nuestro país, adquirieron desde el siglo XIX grandes tapicerías flamencas o francesas, como símbolo de estatus y poderío económico, nunca existió una producción nacional de tapices en forma continuada. El único antecedente colonial es una pequeña industria de tejidos artesanales utilitarios, vinculados a la actividad ganadera y realizados en telar criollo. Los primeros tapices contemporáneos comienzan a confeccionarse recién a mediados de la década del sesenta, coincidiendo con el auge de esta disciplina en Europa. Algo similar ocurre simultáneamente en otros países de América. 


















Autorretrato con algunos recuerdos del pasado, 1985

Ernesto Aroztegui (1930-1994), nace el 25 de agosto en la ciudad de Melo, capital de Cerro Largo, departamento fronterizo con Brasil. Luego de experimentar con diferentes disciplinas artesanales, en 1954 teje su primer tapiz, donde copia el diseño de un manto de plumas precolombino aparecido en una revista escolar. Entre 1960 y 1964 continúa sus experimentos, tratando de adaptar técnicamente un viejo bastidor de bordado para transformarlo en un improvisado telar. Aroztegui, autodidacta en la técnica del tapiz, adquiere en pocos años un conocimiento profundo de los secretos del telar y un gran dominio de la técnica del tejido. Sin apoyo económico, público o privado, organiza a partir de 1967 una escuela de tapices en Montevideo. Lidera a sus alumnos y junto a otros artistas, impulsa la creación del movimiento de la tapicería nacional. Se realizan bienales, exposiciones, encuentros nacionales y regionales donde participan artistas argentinos, brasileños y latinoamericanos. Estos artistas organizan en sus países, movimientos textiles de similares características.



















Doble retrato de Sigmund Freud con cáncer en el maxilar izquierdo, 1980.

Resulta complejo comprender, sin analizar la singular personalidad de Ernesto Aroztegui, cómo es que logra recrear, en poco tiempo, una técnica milenaria tan compleja como lo es el tejido de tapicerías. (1) Durante el transcurso del siglo XX, en Uruguay, varios colectivos artísticos se agrupan como movimientos culturales independientes, reunidos en torno a una disciplina, una técnica o una tendencia estética particular. El objetivo principal era imponer corrientes de vanguardia, dinamizar o subvertir la enseñanza tradicional del arte, creando escuelas y talleres, organizando exposiciones, conferencias y publicaciones. Mencionamos, solo a manera de ejemplo, a la Asociación de Arte Constructivo AAC (1934-1943) liderada por Joaquín Torres García luego de su regreso al país, la Federación Uruguaya de Teatros Independientes, FUTI, (1947) y el Club de Grabado de Montevideo (1953-1993), entre otras organizaciones. (2)

 (1) La historia del hombre convive en paralelo con el textil. Este ha sido un representante de la sociedad en términos sociológicos, históricos, etnográficos. Es por esto que al comprender su historia, entendemos la nuestra. Del tapiz al arte textil. Nicole Andreu Cooper. Agenda artística internacional, Colombia. 

 (2) En el segundo tomo de la Historia de la Pintura Uruguaya, Gabriel Peluffo Linari analiza con detalle, la organización de los diferentes grupos de artistas e intelectuales que a lo largo de la historia, inciden en la cultura nacional. Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo 1988.

 Tapices en el Uruguay, éxitos y fracasos.












Retrato de José Cúneo, 1981

Tradicionalmente se han mencionado algunos antecedentes dentro de la breve historia del tapiz en nuestro país. El pintor Guillermo Laborde en 1923 incluye, en sus cursos de pintura decorativa de la Escuela Industrial, la enseñanza del diseño de cartones para tapices. Esta experiencia se desarrolla luego de la reforma impulsada por Pedro Figari entre 1915 y 1917. Otro ejemplo es la exhibición en Montevideo de la serie América Tropical (1927), tapices basados en los cartones del pintor Carlos Castellanos, ejecutados en Bruselas posiblemente bajo la dirección de 9Henry van de Velde. Posteriormente, en los años cuarenta, destacan los diseños de Joaquín Torres García y su hijo Augusto, bordados por sus familiares y el equipo textil Maotima. En 1956, Óscar García Reino es becado por UNESCO para estudiar tapicería en la Manufacture Nationale des Gobelins de Paris. El proyecto del pintor era crear, a su regreso, un taller de manufactura de tapices que nunca llegó a concretarse. (3) Estos antecedentes son hechos aislados y ninguno logra trascender ni convertirse en un verdadero impulso de la técnica del tapiz en el Uruguay.













Retrato Anamorfoseado de Ernesto Sábato casi ciego, 1987


(3) Arte textil en el Uruguay. Acerca de un maestro y de un impulso colectivo. Olga Larnaudie. Jorge Sosa Campiglia / Tapicista. Ediciones El Monitor Plástico y Pozo de Agua, 2011. Y en el Prólogo del catálogo del Tercer Encuentro Nacional de Tapicería, La Tapicería que no cesa, Prof. Nelson Di Maggio, 1977. Asociación Cristiana de Jóvenes, Taller Sur de Tapices.